El buda que recordó olvidar

Un buda aprendió a olvidar entre las costillas de una mujer fría, apática como las noches de verano en la cima de los Andes, en la cima de sus valles blancos este buda olvidó su nombre, el apellido de sus padres, y olvidó las 12 dimensiones de sus 12 vidas anteriores.

En el hoyo negro de aquellos ojos, el buda completó el karma de su mente de espinas, se quitó de su espalda la capa de piel que le cubría las heridas de mártir, y le baño con su sangre los vellos dormidos de la memoria háptica, el pobre arcangel de Babilonia olvidó el camino que perseguía.

Hermitaña criatura, agridulce salvia la que te brota, es insoportable la derrota de la sonrisa interrumpida de tus rojos labios bermellón, bermellón como nuestro primitivo centro amigdal, águila de alas rotas, como fué difícil conseguir olvidarme de tus notas, de tu gris ámbar y del jardín de rosas que bajo tu esternón verde escondes.

Te me desbordas con el aura que me araña la trémula carne, los muslos, las crestas ileacas, las nalgas que aún osan pedir la lengua de tu boca, pálido buda, ahora que por fin has olvidado los límites de las atmósferas y el juramento a tomar por verbo la mezcla de tus olas de ninfa sobre las superficies de Venus y los océanos profundos de Marte, por fin regresará este buda a su mercurial centro.

Ya no hay sombra de dolor, pero ya no está vacío este buda sin aquel universo de nubes que creó con blancas palomas volando sobre un lienzo en guerra, unas grullas negras volando al norte y sirenas qué emigran al este como monarcas verdes de origami que soñaron con ser naranjas ...o quizás azules.

Cómo pudo un buda caminar sobre la tormenta de Saturno que inundó el mar rojo, golpeando con sus alas al denso gas que le hundía en precipitaciones, y ahora sentir la pasión del eter que le penetra la clavícula y los oxidados pulmones de Estaño de los que emanaban sus húmedas raíces. 

Cómo pudo un buda olvidar su sangre y su rostro, sus huesos de oro que hoy lloran causales de sal de bronce desde sus lagrimales hasta sus emancipaciones?

Esta es la última vez que usted me llueve, liebre blanca ...ahora el Sur será mi nuevo Horizonte, la paz mi infinito tiempo, y el éter mi nuevo orden, si pudo este Buda vaciarse del sabor de sus filamentos dulces, será capaz de olvidarlo todo ...el dolor y el miedo ...el amor y el odio. 

La luz y la sombra que ya no irradian mis sueños, olvidaré también mi
nombre ...y olvidaré también tu nombre.

IO_Gabriell_∆

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