Visión 7.2.25. La Carroza de Medianoche

Visión 7.2.25. La Carroza de Medianoche


Parecía que está vez la subconciencia me había puesto en medio de una ciudad que no sé por qué razón, me recordaba a esas imágenes que en alguna ocasión miré de Tartaria.

Recuerdo que había luz en la ciudad y sin embargo jamás miré un solo poste, o una sola lámpara de ninguna clase, y recuerdo también las calles, lisas y brillantes como pisos de Mármol. 

Había estado presente en alguna clase de evento con mi madre, pero no recuerdo exactamente haciendo qué, porque realmente la visión había comenzado justo en el momento de regresar al lugar donde nos hospedaban al finalizar el "trabajo". Así que estaba a punto de irme a refrescar en una pequeña fuente que reinaba justo en medio de esta construcción blanca e impecable en la que nos encontrábamos, cuando de pronto un hombre apareció en la escena, era un hombre bastante imponente, vestía de forma muy elegante una clase de traje negro que no tenía ningún parecido a algo que yo hubiese visto antes, al menos en mi conocimiento de moda. 

Era un traje negro completamente hermético, con un cuello que de alguna leve manera me recordaba esos cuellos de los vestidos japones. Lo miraba detalladamente intentando comprender cómo era que, en ausencia de algún botón o cremallera, ese hombre, había logrado encarnarlo. Sus zapatos -si es que aquello fuesen zapatos- parecían también como parte del traje, lo que lo hacía aún más intrigante para mí vaga compresión.

Después de casi escanearlo como si de una investigación de etiqueta se tratara, aquel hombre ya se encontraba frente a mi, en frente de la fuente. Decía algo como que necesitaba que fuésemos mi madre y yo fuera del recinto y que por favor, lo hiciésemos lo más pronto posible. 

Aquel hombre parecía ser quien nos había llevado hasta tal sitio, cosa que yo desconocía, dado que el momento de la proyección había sucedido después de tal circunstancia. Pero la sincronización con el presente cada vez se profundizaba más con el avatar que encarnaba, y muy despacio comenzaba a recordar ciertas partes de lo vivido previamente. 

Cuando finalmente salimos, pude notar a muchas personas de pie en el pasillo previo a la entrada de la gran estructura, no había notado al entrar que este ancho pasillo estaba sostenido por 4 grandes pilares que también se asemejaban al material del que estaban constituidas las calles de aquel sitio aún desconocido.

Todas las personas que estaban ahí vestían de forma muy parecida al hombre que nos había dado la orden de salir, excepto las mujeres, las mujeres usaban una clase de vestido igualmente negro, que se constituía por un tipo de corset (sin botones o cremalleras) y una falda más holgada que se estiraba hacia el suelo de forma más holgada, podría decir que era una tela muy parecida al tul que conozco. 

Algunos de ellos lloraban y nos miraban intentando obtener respuestas, pero ni siquiera nosotras lográbamos determinarlas. Entonces el hombre que entró al recinto a por nosotras, habló:

-Ustedes cometieron un grave delito. Dijo con voz firme. 

Y mi sorpresa se acrecentaba. La incomprensión de todo aquel asunto aumentó y de inmediato supe que habíamos creado un lío incapaz de defenderse. 

-Ustedes no son ustedes, ya lo sabemos, y también sabemos que lo que eran antes de ustedes ...ha muerto. Continuó argumentando aquel hombre de negro. 

Algo dentro de mi me dijo que ese argumento daba sentido al llanto de algunos de los presentes, pero eso no ocultaba de ninguna manera la expresión de terror de mi rostro. Extrañamente esta expresión fue rápidamente invadida por ese aire de sobrevivencia que mostramos los animales cuando estamos asustados, creyendo que no tenemos más salida que rendirnos. 

-No entiendo a qué se refiere con lo que dice. Dije en un tono que rozaba lo desesperante. Nosotros hicimos lo que se nos pidió y recibimos el elogio de ustedes, ahora vienen aquí y nos intentan acusar de algo que no tiene sentido. 

Mi madre para entonces, indiferente a mi ángulo de visión, ya había entrado en el enorme recinto, y tomado lo que fuese que era el pago por aquello que habíamos hecho antes de la proyección, y se lo entregaba al hombre de negro en las manos alegando que estaba bien si tomaban lo que nos habían dado y nos dejaban descansar en paz. A lo que yo rotundamente me negué.

-No permitiré que toquen a mi madre, y mucho menos que ella deba perder lo que le costó ganar, y me lancé como en "modo de ataque" frente al hombre de negro, acto que fue detenido con un solo par de dedos de su mano colocados firmemente en medio de mi frente.

Sentí como si aquellos dedos me quemaran la piel, por lo que recliné la parte superior de mi cuerpo, sin dar si quiera un paso atrás. 

-Sigo sin comprender este ataque. Repliqué. Y si alguien no me da una explicación coherente para estar aquí afuera, entraré y no diré una sola palabra más. 

Al instante, estábamos el hombre de negro y yo, en una clase de caja de "mármol" completamente hermética igual a su traje, sin cerrojos, sin manijas, y por ende, sin ventanas ni puertas. Para mí sorpresa, no estaba asustada, ni tampoco sentía que me faltaba el aire. Aquel constructo extravagante era una especie de espacio 100% clonado de la oxigenación terrestre, pues aquel hombre llevaba un objeto semejante a un respirador de buceo, solamente que mucho más moderno y sin ningún tipo de tanque auxiliar que lo abasteciera, al menos a la vista. 

Comenzó a hablar de estas "tomas de cuerpos" de las que ya estaban muy bien familiarizados, dijo que las "conciencias" (como yo las llamaba), eran como "entes" que se introducían en los cuerpos sin permiso de ninguna clase, y que tal acto de crueldad ya era inaceptable para su sociedad y su sistema. Que ya estaban cansados de tales indulgencias de parte de "los de arriba" o "los de antes", y que no estaban dispuestos a tolerarlo más. 

Continuó dándome una larga explicación de lo que era "una conciencia", y concluyó su larga explicación diciendo que yo y "mi madre", éramos "entes" dentro de su mundo. 

Para mí sorpresa o no, yo comprendí toda aquella larga explicación, y solo pude adjuntar al silencio que vino después de su descarga de rabia, que yo no tenía la menor idea de cómo sucedía tal cosa, le expliqué que solo había ido a mi cama y que al "ir" a lo que llamábamos "dormir", perdíamos el control sobre nuestros acciones. 

-"Dormir??!!!". Preguntó extrañado. Te refieres a ...

Y en aquel segundo fue interrumpido por un sonido indescriptible para mí, un sonido ensordecedor que me hizo taparme los oídos. 

-Escuchaste eso?. Volvió a preguntar. 

-Sí, Le dije. Cómo no hacerlo. A mí parecer, aquel ruido era un zumbido alto y claro.

-Espera aquí. Repitió. Y después de unos minutos en los que aquel hombre quedó como una estatua de cera frente a mis ojos, volvió a parpadear y acabó la frase interrumpida.

-Te refieres a la Carroza de medianoche?. Preguntó con tanta seguridad en sus palabras que daba miedo.

-Carroza de ... ...qué, a qué se refiere??. Pensé.

-Sabia que era la Carroza de Medianoche. Parecía decirse a si mismo en voz alta -continuó- todo esto comenzó con ese sonido pasando por lo alto de la cúpula de nuestra sociedad, era algo que sonaba como un carruaje de caballos, cada siete más un "deton". Finalizó con otro largo silencio. 

-"Detones?". No tenía la menor idea de lo que eso era, pero deduje obviamente por el contexto, que se trataba de alguna medida del tiempo.

-Si. Afirmó. Hace un sol que en mi sociedad un erudito escuchó con uno de sus inventos, algo que traspasaba de lado a lado el borde del manto de protección de nuestra cúpula, y desde entonces aquella situación de "los entes" empeoraba y empeoraba cada vez más.

Dijo que todos iban al reposo con las puertas cerradas, pensando que así se protegerían, habían adoptado la costumbre de untar sangre de los primeros en los lindeles de las entradas para evitar que "la usurpación de cuerpo" continuara repitiéndose. Y agregó que tal costumbre se había perdido con el tiempo, hasta este sol que volvió a renacer. 

Le pregunté que qué pasaba con los cuerpo de aquellos a los que un "ente" o "conciencia" les tomaba. 

-"Viven". Dijo. "Viven", pero al principio no como ellos mismos, dejaban de abastecer el cuerpo con nuestras nutriciones, dejaban a sus familias, se apartaban de todas sus funciones, ya no eran ellos, pero tampoco los "entes". 

-Quiza finalmente despiertan. Pensé en voz alta. 

-Qué dijiste?. Respondió de inmediato el hombre, algo exaltado. Quieres decir que todos los demás estamos en reposo ...qué quieres decir??. Seguía preguntado algo indignado y agregó..."nunca habíamos podido hablar con los "entes" como ahora lo hago contigo".

-Y por qué eso. Le pregunté.

-Porque no tienen memoria. Ni de lo que eran, ni de lo que son. 

-Hay alguno aquí más que mi madre y yo. Volví a preguntar. 

-No!!. Respondió con una mezcla de exaltación y de sarcasmo. Por supuesto que no, no aquí. 

-Adónde están. Pregunté. Adónde los llevan?.

-"Los llevan?". Sonrió. Nadie los lleva, ellos se van. Nadie sabe con certeza, después de un sol, es imposible recordar dónde. Es un estigma de nuestra sociedad. 

Pensé que era gracioso y extraño escuchar la palabra "Estigma" en ese lugar tan moderno y sofisticado, y luego de un segundo de introspección, volví a mi, diciendo: 

-No sé si podré volver a mi cuerpo, porque no sé lo que sucede en las noches, cuando en mis visiones viajo por otros mundos y otras dimensiones, no tengo el control de hacia adónde me dirijo a lo que estoy creando en mi subconsciente, pero...

Y fui bruscamente interrumpida, de nuevo por el ruidoso zumbido en mi cabeza.  

-"Visiones" dijiste, qué son "visiones". Preguntó asustado.

-Ya comprendo. Dijo un suspiro saliendo de mi pecho, mientras me relajaba en lo que podría llamarse "sofá" en el que me tenian sentada, y esposada.

-Ustedes no tienen "visiones" ...no sueñan. Eso lo explica todo. Dame un papel y un lápiz y te lo explico yo. Dije con una tranquilidad anticipada. 

-Papel, lápiz?!! ...de qué hablas?. Expresó -ahora- el rostro notarialmente perturbado de aquel hombre. 

Le pregunté si escribían, si tenían libros, algo parecido que me permitiera plasmar lo que intentaba decirle, pero todas mis preguntas o pedidos obtenían un "no " rotundo como respuesta.

-Qué hacen aquí entonces. Acabé preguntando resignada.

-"Energy". Dijo, con un inglés muy afinado. Conducción, Unión ... y Modificación, eso hacemos con la energy. Agregó. 

Creo que hasta ese momento de mi vida, alabé mi exagerada memoria aunque en el contexto, aquellas palabras fantasmas iban tomando forma sabía vagamente lo que significaban, al menos en mi percepción, en "mi mundo", pero no en éste.

-Explícame con exactitud. Le pedí, casi como una niña le pide a un maestro que le ilumine con el conocimiento de aquello que desconoce. 

Y justo cuando aquel hombre misterioso se predisponía a contestayr, tocó algo detrás de su oído derecho ...y desperté de golpe. 







 




Comentarios

Entradas populares