Aldebarán
Porque no pueden ser las mujeres de un planeta cuyo metal es veneno en sus propios vientres, no, las mujeres no pueden ser de Venus, como los hombres no pueden ser de Marte, cuando es Marte quién le otorga el poder a la sangre de esas matriarcas que multiplicaron a la especie en esta tierra con el poder de dar vida a la semilla.
Marte no podría dar al emocional "hombre" periodos menstruales, no tiene la capacidad, Marte sabe parir damas, pero no varones.
Marte le otorgó a la mujer la capacidad de menstruar para ser madres, de ser rojo pasión, ardor y amor al mismo tiempo, no porque el hombre no pueda amar, sino porque sus números de oxidación son diferentes, lentos internamente, porque estando aún en periodos de prueba de 7 "pecados" capitales, no podría comprender está divina masculinidad, por que les cuesta tanto hablar desde las emociones...o porqué les gusta tanto ir "por detrás".
Venus le otorgó otro valor al masculino, una que apenas comprendemos: la capacidad de parir por la boca universos enteros, con solo invocarlos.
Así que invoca ahora a todas las constelaciones,
niña roja perdida en el río azul de la garganta.
Invoca ahora tu palabra poderosa.
No temas invocar al amor al que diste la espalda, no temas ser mi otro 8, aunque ese 8 esté fracturado en dos denominaciones que podrían perfectamente
ser un 3 y un 5.
No temas hablar en tu solicitud, no temas ser la niña que me quiere, porque yo te miré a ti entre millones y millones de vías lácteas y helados de nieve.
Cada atmosfera "afuera", es igual "adentro" y es por esa razón que para mi eres hermosa por fuera, aunque por dentro tu núcleo colapse.
Sal de ti y mira el cielo, en las Híades verás a la constelación Tauro, donde sus estrellas más brillantes forman una "V" junto a la brillante y gigante Aldebaran.
Cuando el tercer ojo esté directamente sobre los 7 reinos del cuello, mira las estrellas.
Al centro, a la media noche, sal a mirar justo arriba de tu horizonte, y pide a Tau tu deseo, invoca su poder y su nombre de 8 letras, como el 8 de aquella noche, aquel hotel, aquel norte que el destino escribió entre las comisuras de tu boca, ahora esa boca necesita volver a dar vida a mi boca, la boca que ya olvidó cómo parir sus propias creaciones.
Gabby López
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