Visión 2.9.24. El rey y sus 2 hijos

 Visión 2.9.24. El rey y sus 2 hijos 


Desperté en la gran red subconsciente, al parecer era una mujer que trabajaba para una jefa muy ego-ísta está mujer me había dado el permiso de ir a comprar un juguete para un niño que yo quería mucho.

Envolví el objeto en una caja celeste, era una envoltura bastante extraña, jamás la había visto, se adhería a cualquier superficie si le dabas vuelta en espiral ascendente, hasta que al final se formaba un hermoso lazo blanco en la parte superior del objeto que envolvías (al igual que la forma que tiene el corazón).

De pronto la jefa me dijo que podía irme, pero en condición de que me atendiera antes a un cliente muy importante que llegaba ese día de Europa, y le dije que era injusto, pero que lo haría. 

Resignada.

Al llegar el cliente, ví que era un Rey, había perdido a su esposa y traía consigo a sus dos hijos. Lucía un semblante triste, y una mirada turquesa perdida en el dolor, tenía el cabello hermoso y lacio por sobre los hombros, y sus dos hijos eran igual de bellos, e igual de melancólicos.

El menor se acercó a mi y yo supe entonces que el regalo que portaba no era para ningún niño que ya existiese, era para ese niño que estaba frente a mi, así que se lo entregué, yo misma no sabía qué era, pero lo entregué con Tanto amor que el niño lo sintió, sonrió levemente y llamo a su padre. 

El rey se acercó a mi, me miró,.y me invitó a pasear con ellos por sus tierras, las que había adquirido por herencia al llegar aquí, sentí que mile miró como si me conociera de otras vidas. 

Era evidente que había algo que no sabíamos, pero que estaba segura ... descubriría muy pronto. 

Caminamos y me contaba de sus aventuras, del otro lado del mundo, de sus mantos acuíferos, de sus cuevas poderosas y de portales que él mismo había abierto con sus manos, me trataba como si ya fuese su Reina y sentí como poco a poco me entregaba mi poder perdido de vuelta a casa. 

Me tomo de la mano y me camino orgulloso por los verdes campos, sentía su lealtad traspasando hacia mi mano como una corriente electrónica que me envolvía la cintura, sentí deseo, y sentí tanta seguridad que no podía soltarle la mano. No quería.

Me dijo que no sabía por qué diría estás palabras que a continuación soltó muy cerca de mi boca, tan cerca.qie sentí el calor de su aliento en los bellos diminutos de mi piel, hasta erizar todo el espacio que yo habitaba: 

-"YO SOY tuyo, y tú eres mía". Susurró pacientemente.

Y desperté. 



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