Visión 3.9.24. Los Jardines de Babilonia
Visión 3.9.24. Los Jardines de Babilonia
Caminaba por la a calle de la subconciencia, con una chica hermosa que al parecer era una gran amiga de la infancia que había estado conmigo desde siempre.
Ella tomaba mi mano cuando caminábamos juntas, por qué eso la hacía sentir segura, y uno de esos días que caminábamos por la acera, fuí EL VALOR y la besé, ella al principio se asustó, pero luego correspondió a mi beso.
Mientras reíamos y caminábamos por la pequeña ciudad besándonos, unos policías que me habían requisado bajo abuso de autoridad en la realidad hace un tiempo, estaban de pie en la esquina entre la calle 21 y la calle 12 con un auto, eran unos 5 o 6 de ellos, pero en medio estaba ESE policía en particular.
Respiré FUERTE Y PROFUNDAMENTE para no entrar en desarmonía, pero la criatura ésta se acercó a mi diciéndonos que no podíamos besarnos en público, que era inmortal y asqueroso. Fué entonces que mi estado de paz explotó al terminar de escuchar esa palabra, un golpe de mi puño en su boca fué el punto final de su estupidez e insensatez.
Cuando éste hombre volvió el rostro al frente, estaba riéndose, pero de su sonrisa brotaba sangre, y me dijo:
-"Oh ya veo que estás enojada, jajaja, a ver, pégame más duro". Y volteó a ver a sus compañeros con un gesto que insinuaba que no se entrometieran en el asunto.
Así que al terminar de decir "duro", yo ya tenía algo en mi mano con lo que le empecé a pegar repetidamente por la cara, y este hombre recibía los golpes como sintiéndose tan orgulloso de ellos, que no dejaba de reírse cada vez más intenso que en el primer golpe que le di ...y con más sangre en su rostro también.
Era una escena perturbadora, pero mi ira se aplacó, se aplacó a tal nivel que al volver en mi, a respirar, en un parpadeo ya no me encontraba en ese lugar sino en un jardín hermoso, como los jardines de Babilonia, donde ramos de rosas fucsia colgaban de las enormes gradas que ascendían hasta un gran castillo blanco, enredaderas y toda clase de plantas albergaban ese paraíso con EXTREMO ORDEN y ESTRUCTURA de la forma.
Era como un cielo, y pensé que quizá el policía me había disparado y había muerto, y que por eso estaba allí, así que revise mi cuerpo, pero mi cuerpo no tenía agujeros, todo estaba bien.
Decidí caminar para poder ver todas las plantas, pues habían especies ahí que jamás había visto en mi vida y luego me senté a mirar el cielo en el que ya atardecía la violencia del rojo y del naranja de Peeta, hacia el violeta y el azul índigo entre nubes de un verde pálido.
Y entonces escuché:
-"ellas fueron vistas por última vez en la calle ... besándose públicamente...". Decía la voz de un periodista en un m noticiario a lo lejos...
Y desperté.
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