Visión 23.3.25. Lluvia: la sombra toma forma
Visión 23.3.25. Lluvia: la sombra toma forma
El subconciente me pone en una escena conocida, un lugar y un espacio en el que ya he estado, ella está ahí, el Animus reprimida, inconsciente ...olvidado.
Yace sentada en la espera, en el silencio, entre una escena a contraluz, era un lugar que solía amar, que solía disfrutar. La miro, continúa sin decir nada, está sola sentada apoyando su rostro contra su brazo, y su brazo apoyado contra la mesa. Me mira, me llama a besarla con la mirada, y yo obedezco, como antes no fui capaz de hacerlo por miedo al rechazo.
Entonces, la luz se va por todo el lugar, quedamos completamente a oscuras y aprovechamos la oscuridad para consumar el deseo, pero caigo en un sueño profundo, y cuando despierto estamos en otros sitio, nos tienen en una especie de prisión, y le pregunto que por qué estamos ahí, a lo que ella responde -qué esperabas por lo que hicimos en un lugar público- y sonríe.
Veo que su chaqueta está sucia, y le digo que me la dé para lavarla, ella me dice que lave también una especie de peluche nuevo que lleva con ella a todas partes, así que salgo al exterior, y en una especie de fuente que está en el jardín comienzo a lavar su ropa con suma delicadeza. Mientras lo hago, una pareja de mujeres que me observa desde la parte baja del jardín, secretamente se dicen entre si algo en el oído de cada una y luego una de ellas se acerca a mi.
-Nosotras te conocemos, hemos escuchado mucho de ti, eres la que ayuda a recordar, verdad?- y luego miro en todas direcciones. -Podemos ayudarte a salir de aquí -ya conocemos todo el lugar- agregó, y luego regresó hacia donde estaba su compañera esperándole.
Yo ni siquiera moví mi cabeza, terminé de lavar la ropa y regrese dentro, le dije a ella lo que esas mujeres me habían dicho y entonces sonrió de nuevo, -a ti siempre te conoce alguien, siempre encuentras la salida- dijo, casi arrepentida de no haberlo creído antes. En ese momento le tomé el rostro entre mis manos y lo levanté hasta que sus labios besaron los míos.
-Ya no importa, atrás ya no importa, yo encuentro fuerza cuando debo hacerlo por ti.
En ese instante, las mujeres que me hablaron antes, aparecieron junto a otras 5 mujeres más, todas me miraban como si esperaran que yo dijera algo importante.
-No sé si me confunden con alguien más, pero si esa a la que llaman "la que hace recordar" soy yo, solo puedo decirles que somos mujeres valientes y fuertes, y que si algo debemos recordar es que debemos salir de ésta y de cualquier otra prisión que nos haya retenido antes o ahora. Y podemos hacerlo ...solo necesitamos la llave correcta y algo -no alguien- que nos de la fuerza para hacerlo. Así que piensen en ese algo o en ese alguien que está allá afuera esperándolas y vayan por eso ...solo así lo lograrán.
Ella me miró, sabiendo a lo que me refería -ya escucharon- agregó vamos a liberarnos entonces-
Y una de las chicas nos hizo seguirla hasta unas escaleras de caracol, comenzamos a subir una a una, y arriba había una pequeña puertecilla por la que apenas pasaba un cuerpo a duras penas, se abrió y dejo ver la luz, era la tarde, porque el celaje podia admirarse desde la azotea del sitio, y entonces lo supe, supe que ya nada sería igual después de ese día.
Arriba en la azotea, otras mujeres nos esperaban con armas y lanzas en las manos, gritando con lamentos profundos del alma, más bien como quejidos que salían desde el diafragma, y sentí unas ganas inmensas de llorar, ella me abrazó y me dió el peluche que antes yo le había lavado en la fuente.
-Ya nada será igual- me dijo ella al oído, -ya nada será igual- le contesté yo.
Y entonces ...comenzó a llover.
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