Caribe 666. Metatrón

Caribe 666: Metatrón


En los atardeceres naranja el sol central oxida el líquido mercurial de las aguas y mientras las penetra con su cuerpo rojo comienza a reversar su giro en sentido contrario a las arenas generando mareas contra la copa que las retiene, de naranja real a Violeta, de violeta a azul añil, de azul añil a ...negro??

Existe el negro, o solo es la ausencia plena de la luz, el profundo hoyo que se traga enteros los colores, las emociones, los sentimientos y los pensamientos de todos los seres que flotan dentro de su gran sustancia melatónica, nocturna, ilógica, contra materia. 


No entendía como era posible tal suceso, pero sucedía justo en la pupila de mis ojos, al entrar la luz el hoyo negro se expandía tragándose sin misericordia todo el iris arqueado por la refracción, era tal cual una película de ciencia ficción en la que un gusano infernal ...intestinal y gigantesco emergiera de la arena hacia a la superficie engullendo todo lo que estaba al alcance de su enorme boca y de un solo bocado hiciera desaparecer todo el rojo de las aguas y de los cielos. 


Que impresión mágica, sentir miedo y a la vez paz porque ya no era a mi la que tragaba, quizá sea un pensamiento egoísta el que me abarcaba, pero no por pensar se peca, también me decía la mente azul, sino se lleva a cabo la acción, sino se consume el acto seguido sería el tercer acto, el soltar el peso que se lleva dentro en una simple defecación, una desintoxicación de las aguas gritaba el océano ya casi palideciendo de nuevo al verde, necesita protegerse de la invasión visceral de aquel ente de enormes dientes, pero muy pequeño corazón. 


Tan grande fué su caída sobre la superficie de las aguas que las partió en dos, como car una ballena jorobada después de revelarse a sí misma ante la vanidad del sol y de su oro amarillo, yo no soy amarillo, ni soy azul, ni soy marrón. Yo nací roja, ferrosa, ojerosa de no poder concretar con el Morfeo la cita de mis funerales diurnos, nadie podía comprender mi trágico insomnio letal, nadie podía si quiera comprender la tortura de ser comida viva por el ultra violeta corazón de ese dragón que volaba después de cada crepúsculo sobre los lindéles de los muros que protegían el escaso ácido de los naranjos. 


Y rogando al cielo, a los dioses protones supliqué por el verano de las limonadas frías y la arena seca de mis hojas, suplique por el calor y las condiciones propias de mi naturaleza, dónde está mi ácido espejo de platería Antigua, mis monedas, mi blanca escena de metal, mi luz azul de cristales de sal. 


Soy el Metatrón que tiñó con su óxido de hierro todo el azul de tus mareas, luna te levantas contra mi, y yo te pinto las venas con mi carmesí y mi violeta dentro de los sueños que no te di, Caribe de Costa fracturada y rota me manchaste el deseo, el hambre, los nervios y oídos con tus notas azul verdosas, tengo ardor de ser hombre, tengo ansiedad de testosterona, soy la sustancia que torna azul el hierro, quizá seas tú, quiza sea el cobre. 

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