Cómo si hubiese sido hoy 22.2.22

Cómo si hubiese sido hoy 22.2..22


Hace mucho tiempo que no escribo como lo haré, hace mucho tiempo que no soy sincera conmigo misma como quiero serlo en este momento, este pequeño y diminuto instante que, mientras escribo, parece eterno ...hace mucho tiempo que no soy sincera contigo como si fuese hoy el último de mis días. 

Sé que este pasaje no ha sido fácil, ni para ti, ni para mí, hay muchas preguntas en mi corazón ahora y quisiera poder respondérmelas todas yo misma, pero creo que ya intenté eso por demasiado tiempo sin conseguir resultado alguno. Y no lo haré más, porque esas preguntas son tuyas, y no mías, y esa es la verdad. 

Porque yo estuve siempre contigo, en cuerpo, alma y espíritu, y quizá cuando todos ellos se manifestaron yo no tenía la capacidad de comprenderlos a todos juntos a la vez, soy consciente ahora de que tenía los recursos para hacerlo, pero no en ese entonces, en ese entonces ...no lo sabía. 

No veía salida de todo aquel maremoto de eventos que empezaron a llover sobre nosotras, no sabía nadar aquella corriente contraria a toda la dicha que yo imaginaba que estaábamos viviendo, porque para mí, el amor era fácil, era querer estar y hacer lo posible para que eso resultara, o simplemente marcharse, aunque uno se marchara con un saco de culpa, dolor y arrepentimiento entre el pecho. 

Yo siempre creí que uno se las arreglaba para llegar toda esa carga un tiempo, se alejaba de todo un rato -el necesario- cerca de un bosque, dentro del mar, quizá un par de días de alcohol en la sangre, y de pronto en la travesía de despecho y desquicio, alguien más aparecía y acababa de llevarse los restos del cuerpo ya muerto de la persona a la que le dijiste "te amo" tantas veces, esa persona con la que reíste, lloraste, peleaste, sacrificaste de tu tiempo y de tu espacio. Pero llegó el día en el que todo eso solo fué un muro de plasma contra el que choqué y casi pierdo la vida en el intento de huida. 

Sin temor a equivocarme, podría decir que alli a los pies de ese muro, falleció la idea ilusoria de mi vida, porque me di cuenta que antes de ese día, yo no había vivido uno solo de mis días. 

Ese intento de huida del dolor de amar verdaderamente, fué lo que me hizo comenzar a vivir realmente, así que por primera vez en mi vida, no quiero contaminar estas palabras con recuerdos de una alucinación que llamaba "vida", porque ahora comprendo que esa persona jamás fui yo, ni la que se enamoró de la ilusión de ti, ni la que alucinó un cuento de hadas sin nombre, ni la que se enfadó con los hologramas que proyectamos hacia el exterior de nosotros como un dragón lanzando fuego sobre el mundo para destruirlo. 

A partir de aquí, te hablaré cómo éste ser humano que hoy rompe el velo que le encubaba dentro de la matriz de la gran Madre Tierra que nutre con recelo a sus hijos. Hoy quiero hablar sin ir en contra de la corriente de los deseos, sin ir en contra de la corriente del placer, quiero escribir como le escribía a ella, a la persona que me despertó del sueño profundo de la Tierra.

Antes que nada, hablaré desde mi espíritu que ahora también está despierto, y desde este importante punto de inflexión en el que me encuentro con todos mis "yos", con mis 3 cuerpos, y con las 3 líneas de las palmas de manos al mismo tiempo. Hablaré desde este origen y no está en el "presente", sino más bien, en el final del comienzo que ahora se enciende.

No empezaré desde que era una niña de edad, sino desde la niña que era cuando conocí el amor que marcaría el "Érase una vez" de cualquier historia de amor que nos cuentan en este planeta, que no es sino una convergencia de todos los mundos que nos rodean, y tengo que decir que fué toda una dicha para mis labios, ser atrapados por esos labios que luego le dijeron a mi corazón inocente el "te amo" más profundo de todo este cuento. 

Diré que fué lo más placentero y exquisito de mi vida encontrar a la musa de mis sueños, tanto, que no lo creí posible por un tiempo -talvez todo el tiempo- tendría que agregar con exceso de honestidad, porque siendo una niña a mis 34 años de edad, aún no había superado la baja estima, y esa necesidad insoportable de ser aceptada con todas las máscaras que uno empieza a ponerse encima, como una especie teatro humano en el que quieres ganarte de cualquier manera, el papel principal en el corazón de una sola persona entre los 8000 millones que la habitan.

Por lo tanto, ahí estaba yo, jugando un rol, dentro de un avatar que no me servía para nada ante la incertidumbre, el pánico y la ruleta rusa de emociones que genera el hecho de amar y ser amada. Aclaro que hablo de ese amor que uno cree que le está brotando de lo más hondo del ser, pero en realidad sólo es un torrente de sangre entrando a la Matríz que lo contiene a uno, porque uno no ha roto el ligamen del nacimiento ...porque uno no empieza a vivir solamente porque nace, uno sigue cargando con los "pecados" de esa sangre hasta que rompe el cordón de la vida a través de la muerte que es ...el amor.

Por esa razón la sangre continúa creyendo por un largo tiempo, que aún carga con la inseguridad, y el miedo que sintieron y sienten todas las madres cuando dan a luz algo nuevo y espléndido. Un temor absurdo a "equivocarse", a "herrarse" esa sangre que se ha cuidado por tantos eones, por tantas generaciones. Y entonces una clase de sobreprotección invade la circulación haciéndonos creer que aquel que quiere tocarnos el alma, solamente la dañará de alguna manera.

Consecuentemente el miedo nos hace actuar como animales salvajes, asustados entre una espada de aire y una pared de fuego que terminará "matando" todo eso que hemos cuidado tanto ...el corazón. 

Pero qué es el corazón, sino la esfinge que resguarda lo que realmente es valioso, porque es la mente lo que realmente protegemos hasta con nuestra propia vida, porque es la mente la que se protege a si misma, es la mente la que teme, y se esconde de aquel impulso abrazador que del corazón emana por el amor que se está sintiendo, y sin embargo, el corazón no teme a eso, el corazón moriría por ese sentimiento, moriría sin dudarlo por aquel ser que ha vencido al dragón y a llegado adentro de sus aposentos, es mi mente la que tembló cuando "la dama" de la capa roja comenzó a subir por las escaleras de la torre hacia su lecho, donde hacia dormida y en paz, y nada perturbaba su sueño. 

Y eso fue lo que sucedió. 

Así que esperando que la anterior analogía sea comprendida por quien lea esto, agregaré que no defiendo las formas en las que la mente puede convertirse para defender su sueño, pero tampoco pretenderé en este relato ser entendida, o entender las pistas de esa dimensión que continúa siendo un misterio, no solo para mí, sino para esos 8000 millones de durmientes que aún siguen silentes dentro de la torre, creyendo que es en el sueño de paz que se ama conscientemente. Así que continuaré recordando el momento en el que el dragón furioso, cesó de escupirle fuego a todo aquel que intentara acercarse a destruir la alucinación de "amor" que estaba soñando, creyendo que estaba despierto. 

Y es en este punto y a parte donde debo hablar del espejo que me permitió ver al horrible dragón con su gran mandíbula abierta pavoneando un ego del tamaño de su cuerpo, alardeando de su poder de destrucción ante la indefensa inocencia del amor que se presentaba valiente ante él, con tan solo una rosa llena de espinas en su mano derecha para vencerlo. Es aquí donde apareces tu. 

Cuando nadie en todo el reino se había atrevido a poner un pie dentro del castillo que es mi espíritu, cuando nadie había logrado si quiera cruzar el cerco de espinas que rodeaba a esa mente dentro de la torre que era mi cabeza, cuando nadie lo creyó posible, viniste tú, y con tu hermosa torpeza sedujiste al dragón más astuto que había conocido la Tierra. 

Y te paraste sin miedo ante el dragón mental, dominándolo con látigo, hasta recordarle lo que era en verdad, y la función que tenía de abrazar con amor a esa llama intensa que hacía arder la sangre llena de recuerdos de dolor iniciando al corazón con todas sus revoluciones de fuerza. 

Era intenso sentir todo lo que sentía, no diré que por ti, diré que por todo lo que no había sentido mi vida entera, diré que sentía culpa por no haber ido yo misma a la torre a decirle al dragón que todo estaba bien. Diré que sentí rebeldía ante el acto de ser "domésticada" por aquel sentimiento contra el cual no podía luchar. Diré que sentí los celos ancestrales de la entraña de la madre tierra ante un hijo que deja de amarle a ella -quién nos da la vida- para "morir" por otro ser que, ante su magnificencia, es insignificante igual a uno mismo, pero también diré que es normal que Afrodita siempre sienta celos de que cada uno de sus "Zeus", se enamore de otra "damicella" que encarna su propia belleza. 

Era normal, mi damicella, que ésta Afrodita mía, sintiese celos ante el desbordado deseo que brotaba de la fuente de mis huesos, de la carne que es mi propia tierra pequeñita, de mi piel que es su superficie, de mi aura que es también su aura, porque eran estos huesos los que ya no pedían oxígeno de su aliento, porque era mi carne la que abandonaba la necesidad de la vida, porque era mi piel por la que entonces caminaban tus dedos, y era mi aura la que ese día que me tocaste con ellos, perdía su origen para penetrar en el nuevo origen que eran tus huesos, tu carne, tu piel y tu aura. 

Puedo decir ahora que ese fue el comienzo de una nueva línea de tiempo, la vésica que se formaba entre tu universo y mi universo, el nuevo elemento que parimos a esta Era, a esta dimensión, a este tiempo que peleaba con pancartas por las calles defendiendo a la madre, que hacía guerras para pelear por su tierra, que partía en 2 los océanos para abogar por sus especies. 

Les dimos una creación, un amor que no se parecía a ninguno, un amor que era loco y despreocupado, que era libre de caminar pegado al suelo; les dimos un amor que no sentía vergüenza de mostrarse por las calles, de ser el primero en su género ...le agregamos a sus tablas periódicas un nuevo y agridulce elemento, que no podía ser clasificado por números atómicos, ni por pesos. Y no siendo en vano, les dimos un poco más de locura que jamás previeron con sus cartas de tarot los más poderosos profetas herméticos.

Y si bien es cierto que al despertar el dragón, se quiso escapar del cuento volando hacia las estrellas que Enoc el Metatrón había puesto en el cielo, resultó, que llegando a ese origen se dió cuenta que el camino que realmente deseaba era en sentido opuesto, aterrizando en su estrella original recordó que su hogar era en tu pecho. 

Debo aclarar en este nuevo punto de inflexión que no espero nada de ti ahora, y que no me importa cuántas veces utilices mis palabras o mis mensajes para intentar hacer sentir estos celos que despertaron en mi, a ella ...esa persona que ahora duerme en lo que ayer fuera mi propio lecho. No me importa que ahora sea hacia ese punto que corra tu alma, que lata la sangre de tu pecho, no me importa cuanto corran hacia sus labios tus besos, porque este amor que no ha tocado otra piel que la de tu recuerdo, es MiO y solo a mí me pertenece. Y eso es algo que ella, jamás podrá comprender aunque lo intente con todas sus fuerzas. 

Por tanto, la forma en la que yo lo alimente es mi problema, es mi dicha, es la creación que le obsequié a este mundo que odiaba, solo para que me recuerden, es el "niño" que parí con dolores inimaginables, y así será por siempre, porque no morirá aquí como todo lo que aquí perece, pues ese dragón cuando huyó hacia las estrellas, lo llevaba grabado en su frente como un estandarte, y lo clavó sobre el Éter de su estrella de origen, para que quedara conservado en una idea y se divulgara como un virus, hasta volver aquí como un meteorito trayendo de vuelta lo que fue tuyo y mio, y de nadie más hasta ahora. 

Porque aquí terminaré ésta historia de un amor que amó ...como solo una loca puede amar a otra loca. 

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