Estrella gemela

Estrella gemela 


Podemos hablar del cielo y de las constelaciones ...sin tratar de darle explicaciones.

Podemos hablar de las estrellas sin intentar comprender si venimos de alguna de ellas.

No es mejor en un beso saborear que venimos de todas ellas, que la luz de todas irradia la Tierra entera.


Podemos solo mirarnos, extasiarnos en la contemplación de esos hoyos negros a los cuales pertenecemos, y aflojar un poco el ego del miedo y la consciencia.

Podemos hablar sin el verbo, y empezar a serlo.

Sería mejor si solo acercamos los labios y nos mordemos en silencio.


Podríamos intentar usar la telepatía e imaginar que podemos interpretar un mundo nuevo, donde las palabras sean pétalos de nuestras flores favoritas, y acariciarnos los bordes de la piel con exuberada paciencia.

Jugar que somos seres que acaban de pisar la Tierra, y nos traducimos una a la otra sin nombres, sin apellidos, sin oficios o compromisos.

Podríamos simplemente ser nosotras mismas flotando en el infinito mar de las posibilidades.


Podríamos pescar un escalofrío, volar asteroides como si fueran cometas, podríamos bordear las tierras que se dispersaron tras los muros de hielo. 

Ser la densidad que se agita, cuando es tocada por la háptica memoria, hacer de los dedos varitas de Fresno, de Sauce, de Cerezo negro, y decretar hechizos de amor a todas las almas que nos hirieron.


Podriamos ser lo que queramos, menos lo que nos quisimos hacer mientras la herida aún estaba abierta, podríamos soñar con un orgasmo de naves aeronáuticas llevándonos hacia otros planetas.

Sería mejor si solo creamos ese orgasmo bajo está luna llena. 


Podríamos ser el Sol y la Luna jugando a ser dos ballenas que nadan desnudas entre los arrecifes de las primera Era, cuando la inocencia era el plancton, y la felicidad la cosa más placentera. 

Sería mejor si nuestra música fueran los gemidos que cantan entre las ondas de la plenitud eterna. 


Podríamos finalmente quitarnos las máscaras con las que hemos cubierto la escena del crimen de patrañas, las cosas que se hacen nuevas, las conexiones y las pruebas, las pruebas vivientes de la magia que es el amor y sus treguas, nada de luz u oscuridad, seamos nada de nada, y en la activa nada ser el todo que nos concierne y nos entraña. 


Dime, estrella de la mañana, si no anhelas volver a ver mis atardeceres rojos y violetas, diner que no podrías ser el Sol que se acuesta sobre esta arena callada. 

Dime si no es mejor eso que somos, sin mentirnos más con esa historia inventada, de disputas entre Capuletos y Montescos, a quién le importan sus apellidos, cuando yo sin tu aroma desfallezco. 


Dime ...si podemos hablar en destellos ...estrella gemela de mis sueños. 


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