La Nueva Venus

En la madrugada las mejores ideas aún no son secuestradas. 

Entonces ella cortó las ramas, las dulces líneas doradas que descendían de su cabeza como cataratas de oro puro, no sé qué era esa magia que tenía su pelo sobre mi, me recordaba a aquella mujer que había mirado de adolecente en algún muro de arte, esa mujer blanca, blanca, de pechos pequeños, de ancha cadera y vientre levemente abultado ...por qué abultado, me preguntaba, por qué ese cabello rojizo largo y hermoso que descendía de su cabeza como una larga, larga historia que traía al mundo para contar, por qué sobre una concha de nácar, por qué el padre viento y su amante la brisa soplando sobre su rostro fértil ...por qué el árbol de naranjo, y todas esas flores rodeándola, por qué su rostro casi virginal, por qué me había sorprendido tanto que al mirar esa pintura mi alma se estremeciera como si estuviese mirando a alguien que conocía, que conocía de antes, de algún tiempo distante, pero que se sentía cercano por alguna razón que pronto descubriría.


No tengo más miedo de decir que soy un ser extraño, conectada a dos universos paralelos, el que puedo tocar y el que no, en el que puedo tocar está mi talón de Aquiles, la piedra rosa que me secuestra por momentos el alma para meterme entre la piel de alguna mujer, de alguna mujer dulce como el néctar, dulce como la miel, miel de ámbar, dorado ámbar que sostiene mi pasado como memoria ancestral, y secuestrada le imploro a esa piedra rosa que me deje tocar su piel con mis dedos, hasta erizarla.


Cómo es que te he encontrado finalemente, mujer de rojo cabello, de ojos de cielo turquesa, cómo es que existías realmente entre tantas personas inertes, entre tantas veces que miré máscaras y que una falsa imagen de ti quiso usurpar tu sitio, mi diosa de Egipto, dónde estuviste todo este tiempo, en el que no me amaste.

Cómo es que me viste, cómo es que me encontraste?

G.L




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