Visión 22.2.22: La sustancia negra y la aparición de papá.

Visión 22.2.22: La sustancia negra y la aparición de papá. 


El subconciente a veces juega un juego, el juego se llama "Mira el sin tiempo".


-Ve afuera- me dijo una voz interna. 


Me encontraba en mi cuarto, triste porque papá había muerto, pero decidí obedecer a la voz y sali de la habitación hacia la puerta principal.


Allí, en el portal de la entrada, hacia un hombre todo vestido de negro, muy a la antigua pensaría yo. Llevaba un sombrero también negro y unas gafas redondas, y también traía 2 pequeñas maletas cuadradas de cuero, igualmente de apariencia muy antigua. 


Me dijo desde el portal que podía pasar, si yo quería, a la cada y mostrame la forma en la que podría comunicarme con papá. Pero me advirtió que no era una forma convencional la que el traía, así que por esa razón era necesario mi consentimiento y el de mi madre antes de entrar. 


Mi madre se asomó al umbral y le conté en resumen lo que el hombre me había dicho, así que ella acepto de inmediato, mi hermana solo calló y acertó con la cabeza, pero ambas fueron concisas en que ellas no efectuarían el proceso, solo yo. 


El hombre entró entonces a la sala de casa, puso sus 2 pequeños maletines sobre la mesa y los abrió. 


Me acerqué para poder observar su interior, uno de ellos, contenía una especie de radio de una sola perilla, y la segunda, una serie de frascos muy diminutos del tamaño de un ojo, acomodados seriamente entre divisiones exactas del maletín, que contenían una gota de una sustancia negra.


El hombre me pidió recostarme en el sillón, ya que explicó con detenimiento, que aquella sustancia podría provocarme algunos mareos. Así que obedecí y me recosté en el sofá mas largo de la sala. Mi hermana se encontraba de pie junto a la mesa y mamá decidió sentarse en el sofá de 2 espacios. 


Acercándose muy despacio, con el sumo cuidado que requiere el pequeño frasquito que llevaba en su mano, el caballero se poso a mi lado, abrió el pequeño contenedor y tomó con su dedo la gota de la sustancia que luego colocó dentro de mi ojo izquierdo, y entonces comencé a sentir de inmediato los efectos de aquella sustancia. 


Un mareo, y luego esa sensación que da quizá un ácido o el MDMS. No sé cuánto tiempo pasó mientras estaba en el espectro, pero mientras sentía el orbital de mis ojos en frenesí, el caballero había sacado la vieja radio del maletín y puesta sobre la mesa comencé a escuchar la voz de mi padre.


-Alguien me escucha?, soy Roger López, alguien puede escucharme?- dijo una voz saliente del parlante de la radio. 


Me incorporé de inmediato en el sofá y entonces, pude verlo, sentado en el sofá individual de la sala. Estaba con la cabeza agachada y con la guitarra entre sus manos. 


Me acerqué a él y "toqué" su cabeza, él me miró y pude ver lágrimas saliendo de sus ojos. Miré el rostro de pánico en mi hermana y mi madre, pero no se movieron de sus sitios. 


-Por qué estás tan flaca, mi amor- agregó.


Y comenzó de inmediato a cantar "Carita de Tugurio" en son de molestarme por mi delgadez, así que sonreí, él siempre nos hacía reír, como si fuese lo único bueno que él sabía con certeza que debía hacer en nosotros.


Al terminar la segunda estrofa de la canción, empezó a desvanecerse en el aire, como un vapor, desfigurando su campo electromagnético, hasta dejar de ser visible. 


Entonces ...lloré, llore lo que no había llorado y mi madre y mi hermana hicieron lo mismo hasta que después de un rato, el caballero de negro y yo, quedamos solos en la sala con sus 2 maletines.


-Yo ya estoy cansado y viejo para esto- me dijo, e hizo un leve silencio. 


-Yo conseguí esta sustancia de un árbol muy antiguo en el Amazona, y no creo que pueda volver a conseguirlo, así que está sustancia debe ser utilizada con mucha prudencia y sabiduría, hija- agregó con un tono un poco más sereno de lo normal -Tu podrías continuar mi trabajo por mi?- finalizó.


Yo, que aún no podía externar palabra, le contesté que sería un gran honor, pero que no sabría cómo, ni a quién darlo. 


-Lo sabrás, solo es algo que se siente, así como yo lo sentí y aparecí en tu puerta- susurró -y debo irme.


Y así como apareció, se marchó, dejando sus 2 maletines a mis pies. 


Desperté.



Comentarios

Entradas populares